Miercoles 20 de Noviembre Día Mundial de la Infancia
OPINION
Cuando hace dos años comenzamos a
juntarnos de a pocos, pero muchas veces, teníamos la plena convicción que el
encuentro con otras y otros para pensar juntos los modos de mejorar la realidad
que vive nuestra comunidad todos los días era un camino de ida que nos iba a
transformar profundamente.
Siempre que hay un encuentro
abierto, sincero, libre, inclusivo y respetuoso con otros la transformación es
inevitable. Crecemos como personas y también vamos creciendo como grupo humano.
Y nuestros crecimientos mejoran las comunidades en las que vivimos, nuestras
prácticas se enriquecen.
La conversación-discusión sobre
la realidad sanitaria en nuestra provincia y los modos de trabajar en su
transformación tiene efectos inmediatos sobre el colectivo de trabajadores de
la salud y sus comunidades. El solo hecho de poner en discusión los temas
profundos que generan las enormes inequidades a las que se ve sometido nuestro
Pueblo nos hace conscientes de la importancia de nuestro rol, tanto personal
como principalmente colectivo. Somos agentes de la transformación y tomar
conciencia de eso es el primer paso.
Cuando vemos en nuestras
realidades cotidianas que ese encuentro con otros, y la toma de conciencia
sobre nuestro rol en la transformación del sistema de salud, nos transforman
positivamente ya no hay marcha atrás. Lo que queda es asumir la militancia como
modo de vida y disfrutar alegremente de tamaña responsabilidad.
Entonces uno de nuestros
objetivos va a ser acompañar ese mismo proceso de toma de conciencia en otras
personas. Ser protagonistas de la construcción de un enorme movimiento
sanitario que tenga la capacidad de incidir en las políticas públicas de salud
lo suficiente como para poner en tensión las actuales reglas de juego que hacen
que el cuidado de la salud de nuestro pueblo esté más cerca de ser una
mercancía que de ser un derecho humano esencial.
La salud es un derecho humano y
social, es deber del Estado garantizarlo y es la Comunidad Organizada la que va
a hacer realidad esta premisa.
Como movimiento sanitario también
tenemos la enorme oportunidad de ser artífices y constructores de una
democracia más participativa. La unidad que supimos construir es un ejemplo
para que otros campos sociales puedan ver un modo de construcción de una
sociedad mejor. Hacer foco en las necesidades de nuestro Pueblo y buscar los
mejores modos de resolverlas es nuestro desafío. Hacerlo en ronda, ejercitando
nuestra libertad y fortaleciendo el modelo democrático de toma de decisiones es
un aporte grande a la convivencia pacífica que tanto necesitamos en esta
difícil etapa de nuestra historia.
Vernos hoy, a dos años de
empezado este sueño militante, reunidos de a miles compartiendo los saberes de todas
y todos, de cada uno de nosotra/os, en armonía, respetando la diversidad y el
tiempo de cada una/o, es parte de ese sueño cumplido. También el saber que
cientos de nosotras y nosotros, en cada rincón de nuestra provincia, estamos
conscientes del rol histórico que nos toca y decididos a llevarlo adelante a
partir de la organización del movimiento sanitario es un paso gigante que
conseguimos.
El primer plenario del movimiento
sanitario de la provincia de Buenos Aires fue un momento histórico para la
salud pública y para cada una y uno de los que lo protagonizamos. Puso en
relieve el trabajo militante de muchas y muchos para generar conciencia
colectiva. Esa conciencia colectiva lograda es lo que no tiene marcha atrás. Ahora
viene seguir militando diariamente por la transformación del sistema de salud,
por la ley provincial de salud y por todas aquellas cosas que hagan que nuestra
comunidad se organice y nuestro Pueblo viva cada día un poco más feliz.